jueves, diciembre 21, 2006

Una alegría para mi cuerpo.

Jo, qué contenta estoy. Después de un año de ir ahorrando como una hormiga todo lo que antes me fumaba, ayer me dí el capricho que llevaba tanto esperando: me he comprado un pedazo colchón de látex de 160 cm. de ancho (lo máximo que cabía sobre el tatami), y toda su ropa de cama.
Puede parecer una chorrada, pero para mí significa un montón. Primero porque mi viejo colchón estaba pidiendo a gritos el relevo, segundo porque mola muchísimo tener tanto espacio y poder elegir si quieres pegarte a tu churri o despatarrarte, y sobre todo porque este capricho es el fruto de un año de sacrificio. De seguir fumando habría quemado todo ese dinero, y en lugar de eso ahora duermo encima de una nube. Redios, qué maravilla de invento, qué comodidad y qué bien se descansa.

Lo próximo: una nevera americana de dos puertas. Ya casi tengo el dinero necesario :)

Yupiiii ¡¡¡

viernes, diciembre 15, 2006

Marchando una de madre babas.

Mi hija pequeña me ha dado una noticia al llegar a casa. Para poneros en antecedentes, ella tiene muy claro desde siempre que va a ser psicóloga, y que va a conseguir una Erasmus para irse Alemania a beber de las fuentes de los padres de la psicología, y para ello va a empezar alemán en la escuela de idiomas el próximo curso, y blablabla. No me cabe duda de que lo va a a conseguir, porque tiene constancia y capacidad de trabajo para eso y para más.
Cada comienzo de curso sus profes nuevos se llevan una sorpresa, porque con las pintas de satánica que lleva, hace pensar "ya me ha tocado otra subnormal que me va a dar el año". Luego descubren que es una estudiante nata que no se conforma con un diez si puede sacar una matrícula, y la mayoría de sus profes le cogen cariño enseguida porque a veces es la única que les escucha en clase y toma apuntes mientras los demás queman las mesas con el cigarro. En ese aspecto es como mi hija mayor, Ana, la dibujante, y es un gordo de la lotería el que te toquen unas hijas así (cuidado, no piseis el chorro de baba que acabo de soltar).

Hoy al llegar a casa Raquel estaba muy nerviosa, alteradísima, y cuando he conseguido que deje de tartamudear me dice que sus profesores, que la conocen bien, le han concedido una de las cuatro plazas que hay en todo el instituto para ir de intercambio a Alemania este verano. La cuestión es que esas plazas son en principio sólo para bachilleres, y ella está en cuarto de la ESO, así que es un privilegio enorme el que le han concedido, porque los estudiantes mayores se dan hostias por pillar una plaza. Pero los profes han elegido a mi niña.

Sólo tiene 15 años y nunca ha salido de casa, y yo soy gilipollas y tengo miedo. Pero las bragas se me han caído al suelo de orgullo. Sólo la madre de Freddy Mercury puede entender cómo me siento hoy al mirar a mi hija.

martes, diciembre 12, 2006

Creo que me estoy haciendo vieja


Este año, por primera vez desde que entré en Mensa, la llegada de la RAM no me ha hecho ilusión ni me ha producido cosquilleos en la barriga ni ansias de hacer el equipaje. En los últimos años no me he perdido un acontecimiento relativo a Mensa, y a lo mejor ha sido eso lo que al final me ha provocado más cansancio y hastío que otra cosa.
Yo nunca he ido a las RAM's a hacer turismo. En muchas ocasiones no he llegado a salir del hotel, porque a las RAM's se va a ver a la gente que quieres y que desgraciadamente vive lejos de tí, a compartir ratos de charlas y juegos con ellos, y si a cambio hay que salir a ver monumentos o comer bazofia, pues se hace y ya está. Lamentablemente, quien no tiene amigos que se alegren de volver a verlo tiene que juzgar cada RAM por la calidad del hotel y de la comida que le han puesto, porque el evento se convierte en un simple puente de turismo barato que alguien se ha molestado en organizar para tí. Lo siento por ellos, que aún no saben lo que es disfrutar una RAM.

Sin embargo, este año en lugar de pensar en la emoción de la llegada al hotel, volver a ver a los amigos, los besos y los abrazos, no me venía a la cabeza más que los madrugones, el poco dormir, las caminatas, las caras que me producen arcadas y que inevitablemente tienes que ver... Y he descubierto que no me apetecía nada ir, aún no estoy muy segura de porqué, pero llevo un tiempo en que la palabra Mensa no me trae vibraciones positivas como antes. Así que, sabiendo lo mucho que echaría de menos a la gente que quiero (y que más o menos coincide con el selecto y exíguo grupo de lectores de este blog), decidí que no iría a mi sexta RAM. En mi visita a Barcelona del año pasado ya comprobé que no hacía falta la excusa de una RAM para ver a tus amigos, siempre es buen momento y los amigos siempre te reciben con honores de jefe de estado.
Así que, como el cuerpo solo me pedía paz y tranquilidad, nos perdimos durante unos días en una cabaña en la montaña.

Siempre me ha atraído Andalucía, más que nada porque me encanta su gente, porque no puedo decir que conozca mucho la región. Y cuando pienso en Andalucía pienso en lo más vistoso, claro, lo que todo el mundo tiene que ver antes de morirse: Granada, Sevilla y Córdoba. Así que me fui a la provincia mas olvidada (para mí) y menos turística de la región: Jaén.
Y he descubierto un lugar maravilloso para perderse de verdad. Desde nuestra cabaña no se veían más que montañas y bosques, y los ciervos correteaban entre los árboles. Igual eran los primos del que me cené una noche, qué gozada de escalopines de venado. Para rematar el viaje de relax, fuimos un par de veces a una casa de baños árabes donde nos remojamos en agua hirviendo y donde nos pringaron enteros de aceite de lavanda para darnos un masaje de una hora (dioss, ciento veinte minutos de sobo en total). Allí descubrí que la felicidad consiste en un masaje de cuerpo entero, del que te deja con las piernas temblando.
Paseando un poco por la zona llegamos a un santuario en Andújar, en cuya puerta lucía un gran cartel que rezaba, muy acertadamente: "Por favor, apague su móvil. Para hablar con Dios no lo necesita".

Lo he pasado muy bien, han sido unos días estupendos de descanso y carga de pilas, pero he pensado en vosotros constantemente. He lamentado perderme el concierto, las partidas de rol y las risas, he echado terriblemente de menos vuestra compañía, así que tendré que acercarme un día de estos a veros.
Os quiero.

martes, noviembre 21, 2006

Una historia triste con final feliz


Mi hija menor tiene un nuevo amigo que viene mucho a casa últimamente. Tiene 17 años y es un verdadero encanto, dulce y cariñoso hasta decir basta, cuida mucho de nuestra chica y cuando está en casa sabe hacerse querer. A veces es el primero que se tira a darme besos cuando llego a casa, y es el tipo de persona que te hace un masaje de hombros si te ve aspecto de cansada o te prepara un sandwich si no has comido.
Como la mayoría de los lectores de mis neuras no tiene hijos adolescentes, os diré que es REALMENTE difícil que los novios de tus hijas no se corten en tu presencia y se sonrojen con solo verte, al menos hasta que haya pasado el suficiente tiempo y te conozcan bien. La figura de la suegra impone mucho cuando se tienen 16 ó 17 años, así que este chico me tiene conquistada con su espontaneidad, su sentido del humor y su dulzura.

La vida de este chaval es cualquier cosa menos perfecta. No nació como sus hermanos, fruto del amor de sus padres. Es el resultado de una violación. No puedo saber cómo se siente alguien que ha venido al mundo porque un hijo de puta violó a tu madre, pero imagino que puede ser devastador.
No es lo peor que ha pasado en su vida. Cuando tenía 9 años presenció como un coche atropellaba a su hermano mayor (su ídolo, su mejor amigo), y lo dejaba reventado en la carretera. Mi chico estuvo bastante tiempo en estado de shock, y en tratamiento psicológico hasta hace un par de meses.

De resultas de esta serie de calamidades, se volcó en su madre. La cuida, la mima, la llama si va a llegar 5 minutos más tarde de lo previsto. Pero a su madre le ha afectado todo de otra manera.

Supongo que a raíz de la violación, la pobre mujer sufrió una depresión y desarrolló rechazo hacia su hijo desde su nacimiento, porque no quiso inscribirlo en el registro civil. El chaval no tiene partida de nacimiento ni está inscrito en ningún lado, a todos los efectos no existe. Tuvo que dejar de estudiar a los 14 años, cuando le pidieron la primera fotocopia del DNI que no tiene ni puede conseguir. Evidentemente tampoco puede trabajar porque no pueden hacerle contrato.
La situación económica en su casa es muy precaria. La madre lo saca adelante como puede, pero la mayoría de las veces él no tiene ni para coger el autobús para venir a ver a mi hija. Así que cuando viene se queda a comer, a cenar y a lo que haga falta, pero es muy humillante para él depender de la caridad, por muy de corazón que yo lo haga.

Él ha intentado muchas veces conseguir una partida de nacimiento para poder hacerse el DNI, quiere terminar de estudiar y trabajar, pero siempre se topa con la misma pared. En el ayuntamiento, en el juzgado, en los servicos sociales, siempre le piden la partida de nacimiento de su madre, y ella se niega en redondo a dársela. Quizá tiene miedo de que le hagan algo por no haber inscrito al niño, o incluso de que le quiten su custodia. No creo que hicieran eso, pero en cualquier caso ella tiene miedo y no quiere. Y el chico está desesperado y harto de no existir.
Ni que decir tiene que yo estaba dispuesta a ayudarlo como fuera, y lo que sea había que hacerlo ya, mientras sea menor de edad y tenga esa protección, porque en cuanto cumpla los 18 dentro de unos meses, ahí te pudras y búscate la vida que ya eres mayorcito.

No imaginaba que conseguir papeles para un español costaría más que para un extranjero, pero he pasado días haciendo llamadas telefónicas y enviando mails. Al parecer no era competencia de nadie, ni del ayuntamiento ni del juzgado ni de los servicios sociales, nadie sabía que hacer con un chico sin registrar. Al final he conseguido contactar con una abogada de los servicios de atención al menor que se va a hacer cargo de todo. Con toda discreción, pasando por encima de su madre, van a inscribir al chico en el registro y van a proporcionarle partida de nacimiento, de empadronamiento y DNI.

Mi hija y yo estábamos confabuladas para hacer esto, pero él no tenía ni idea. Yo no sabía cómo iba a reaccionar, porque a veces es muy fina la línea que separa las buenas intenciones de meterte donde no te llaman, y el chico ya está bastante humllado de recibir ayudas.
Anoche se lo dijimos. Le pedí que no se molestara conmigo por haberme metido en su vida, pero que me había tomado la libertad porque le tengo cariño.
Dios mío, pobre chico... Se me tiró al cuello y no paraba de darme besos y de darme gracias, con los ojos lagrimosos. No me lo pude despegar en una hora, yo ya abrumada y avergonzada, pero para él significaba mucho. Se sentía persona, ya podía trabajar y ayudar a su madre, terminar los estudios y tener siempre algo de dinero encima para poder invitar a mi chica a una coca-cola en vez de dejar que pagara ella.
¿Y podeis imaginar lo que más ilusión le hizo? Le compré un bono-bus para que pudiera venir todos los días, y parecía un niño pequeño el día de Reyes. Todavía alucino.

Creo que no me he sentido mejor en toda mi vida.

martes, octubre 31, 2006

11 kilos

Eso es lo que me he echado en el cuerpo desde que dejé de fumar, cagüenlaleche. Toda la vida intentando coger unos kilillos sin conseguirlo y ahora me han venido todos de golpe.
Me siento como dentro del cuerpo de otra persona. Me noto el culo cuando camino, al sentarme me aparece una leja en la tripa, y he ganado dos tallas, dos, de sujetador. Bueno, eso no me parece mal.

Después de toda una vida con 45 kilos, no es fácil adaptarse a este cambio en unos pocos meses. Ya sabía que iba a ganar algo de peso (y falta que me hacía), pero no me esperaba esa ansiedad por comer durante los primeros meses de no fumar. Ya se ha pasado, afortunadamente, solo era el efecto secundario más inmediato a la falta de nicotina, pero ya hace un tiempo que vuelvo a comer de forma normal, incluso empiezo a comer poco, como es mi naturaleza. Calculo que perderé unos 5 kilos al retomar mi alimentación normal y me quedaré en una cifra razonable, pero ha sido una sensación extrañísima la de estos meses . He tenido que reponer todo mi vestuario, enterito, no me ha servido nada de mi ropa de antes. Pero seguro que pronto volveré a mis antiguos vaqueros y mis antiguos (sniff) sujetadores.

Por cierto, dentro de nada hará un año que dejé el vicio. Este Año Nuevo tendré una cosa más que celebrar. Yupiii ¡¡¡

PS: Aún no he podido pasar un solo día en estos diez meses sin que me apetezca un cigarro varias veces al día. Sigo luchando día a día, jodido vicio.

viernes, octubre 06, 2006

Mi jardín

Que con estas últimas entradas mías que desprenden apatía y mala leche a partes iguales, puede parecer que no me van bien las cosas, pero no es eso. Hombre, el trabajo me las hace pasar putas a ratos, y tener tres adolescentes en casa es algo que solo le deseo a un par de personas, pero por lo demás no debo quejarme. Salvando esa saludable dosis de stress, las cosas me van bien.
Y claro que sigo teniento ilusión por el futuro y todas las cosas que quiero hacer. Pero mi última maquinación, la que me hace hacer chiribitas con los ojos cada vez que lo pienso es la monda: quiero tener un jardín japonés. Hala.
Pero un jardín japonés comme il faut, con sus rocas, su fuente con estanque y, oh maravilla, su puentecito de madera. En el caso de la casita de té, será sustituida por una pergolita de estilo japo que me la hago con dos viajes al Leroy Merlin, igual que el puente.














Ya os dije que Jose tiene un terrenito en Alicante donde queremos construir, y el caso es que yo me quedaba mirando los alrededores pensando qué podríamos hacer con eso, que tiene un aspecto tan yermo. Y como no podía ser de otra forma, empecé a imaginar un cerezo por aquí, unas piedras por allá... En realidad me imaginaba tambien unas geishas paseando por allí, pero creo que quedan pocas y además no están a la venta. Pero la idea del jardín japonés empezó a colarse y ya no me la quité de encima.
No es ninguna locura aunque lo pueda parecer. Entre Jose y yo podemos hacer la parte de carpintería sin mayores problemas (siempre nos puede asesorar un profesional), el estanque artificial no es difícil de montar y los viveros se encargarán de darle color verde a todo. La idea es que haya que cruzar el estanque por el puente para llegar a la pérgola para tomarse algo al fresco.
Ya sé en qué quiero ocupar los próximos 5 años de mi vida. O 10, ó 15... Si es que cuando me ilusiono con algo me convierto en una niña pequeña, pero si no fuera por estas cosas, ¿para qué coño viviríamos?

viernes, septiembre 29, 2006

Personas y gentuza.


Lo único que hace que continúe en mi actual trabajo es la certeza de que donde vaya voy a encontrar la misma mierda, y hasta puede que más y peor pagada.
Ya no tengo la menor esperanza de que mi empresa pretenda dar un mínimo de calidad, al fin y al cabo tampoco se la pide nadie, le pagan igual por entregar un ñordo que un trabajo bien hecho, así que habría que ser idiota para emplear más tiempo y esfuerzo del imprescindible. Hasta ahí vale.
Tampoco me importaría lo más mínmo si yo viviera aislada en mi despachito sin ver nada más que el trabajo que tengo por delante, y que realizo muy a gusto y quiero creer que con eficacia.

El problema que solo yo veo aquí, es que mientras la mayoría de mis compañeros trabajan con ordenadores y papeles, yo trabajo con PERSONAS, y no es exactamente lo mismo.

Soy la recepcionista de un centro de reconocimientos médicos laborales, soy la primera cara que el paciente vé cuando llega, soy la que le dá sonriente los buenos días, soy la que aguarda junto a ellos enfrascada en mi ordenador. Y soy la única que observa que la media de tiempo de espera es de dos horas, que algunas personas siguen en ayunas a las 11 de la mañana, que alguien es relegado para el final porque no le ha caído bien a alguno de mis compas, que mientras los pacientes esperan y esperan oyen dentro las risas y charlas de mis queridos compañeros, a los que no les importa el hecho de que estas personas están perdiendo horas de su trabajo que nadie les va a remunerar.
Habitualmente tambien soy la única que se come todas las quejas y protestas del personal. Qué se le va a hacer, no hay nadie más.

Durante un cierto tiempo, fui tan ingenua de pensar que mis compañeros médicos y enfermeros no eran conscientes de estas cosas, que no se habían parado a pensar que el tiempo de estas personas es valioso y que entre todos debíamos intentar hacerles el rato lo menos molesto y rápido posible. Creo que si alguna vez he demostrado ser una perfecta imbécil ha sido la vez en que les comenté todo esto. Aún no sabía que mis compas tienen un lema para con el paciente, y es "que le den por culo". Si tiene prisa, que le den por culo. Si está en ayunas, que le den por culo. Si lleva tres horas esperando, que le den por culo. Y por supuesto, si protesta por algo, lo van a dejar el último y además que le den por culo. Y no digamos si es extranjero y no domina bien el idioma, con ése disfrutan especialmente, empezando por asustarlo con que no va a poder trabajar porque no sabe responder las preguntas.
Y me duele todo esta injusticia como si me la clavaran en las carnes.

Llevo tres años y no consigo que se me haga un callo. No consigo endurecerme. A los ordenadores, las fotocopiadoras y los papeles sí les pueden dar por culo, pero no a las personas que vienen aquí porque su jefe se lo ha mandado, no por jodernos el día a nosotros. Que llevan media mañana trabajando y sin desayunar, que están perdiendo dinero cada minuto que pasan aquí, y que en su inmensa mayoría se portan bien y son pacientes en el más amplio sentido de la palabra. Sus jefes los tratan como mierda, nosotros los tratamos como mierda, pero al final hay un intercambio de papeles y billetes y todos contentos. Salvo ellos y yo.

Mis queridos compañeros de fatigas: tengo tres hijos que comen de esto y valoro mucho el tener un trabajo cómodo y no mal pagado, pero algún día antes de largarme os diré que sois un hatajo de miserables comememierdas amargados y segregabilis, gentuza que se cree algo por tener un mínimo poder sobre estos pobres desgraciados que tienen que ponerse en vuestras manos por imperativo legal. Algún día os darán por culo a vosotros.

Viva el Orfidal.

viernes, agosto 04, 2006

Agosto

Durante este mes, la ciudad siempre está como dormida. Apenas hay nadie deambulando (cuatro pobres currantes y algún guiri despistado), los comercios y bares cerrados, no hay vida en las calles. Es lógico, teniendo la playa aquí al lado, incluso los que trabajan este mes se escapan cuando pueden a pasar la tarde rebozándose en arena.

Yo no soy muy playera. Siempre he sido más bien de secano, y cocerme en mi jugo al sol y ponerme pringosa de arena no me hace mucha gracia tampoco. Sin embargo me gusta mucho el ambiente de la playa, el fresquito que hace por las noches, las terrazas... Me gustaría tener algún día un lugar donde escaparme los fines de semana aunque no pisara la arena, pero poder cambiar de aires de vez en cuando. Como decía una amiga mía, "al menos cuando friegas los platos, los azulejos son de otro color".

Tengo vacaciones la segunda quincena del mes, y aún no sé qué voy a hacer. No tengo muchas opciones, los niños estarán conmigo y a esos no hay quien los mueva de la ciudad, y tampoco tengo donde llevarlos de todas formas. Igual pillaremos unos días de playa y quizá alguna acampada por donde corra el fresco, pero nada espectacular. La paga extra se va íntegramente en libros de texto en Septiembre, así que nada de veraneo.

Jose y yo tenemos un pequeño sueño en común. Él tiene un terreno edificable en el campo, y a mí me encantaría construir en él una casa de madera. Me encantan las casas de madera tipo canadiense, con un gran porche y rodeadas de arbolado, para sentarse al anochecer en la mecedora (ya, ya sé, solo falta la armónica). Esa es mi parte del sueño, la de él consiste en una piscina subterránea, en el sótano, con suelo de mármol estilo terma romana.

Habrá que intentar fusionar los dos sueños en uno, para que los meses de Agosto resulten más amenos en el futuro.

jueves, julio 20, 2006

Qué penita...

Vaya por dios, mi hija rompió con su chico hace unos días y tenemos los tres el corazón partío.
Llevaban más de un año juntos, un año que el chaval se ha tirado prácticamente metido en mi casa (es que no salían, los sosos). Comía y cenaba en casa muchos días, hemos ido juntos de viaje, era mi asesor en videojuegos y me chipeó la PS2. Que le tenía mucho cariño, vaya... :/

Ya sé que la chica tiene 16 años y que ésto iba a ser algo pasajero, pero eso no hace que me dé menos pena no verlo más. Yo sabía que las cosas no iban bien entre ellos, y hace unos días mi hija lo llamó para que viniera a casa, yo sabía que con intención de cortar. Jo, cuando salió de la habitación al cabo de una hora, con una carita de pena terrible y una bolsa de regalos devueltos, me miró y ambos dijimos "hasta luego", fingiendo que no pasaba nada y que volveríamos a vernos al día siguiente como de costumbre. No se me ocurrió otra manera de hacerlo menos incómodo.

Es muy curioso esto de sentirme suegra a mi edad, que no es tanta. He sido hija, madre, nieta, pero lo de suegra es nuevo y aún no me he acostumbrado, pero ciertamente que se le coje cariño a un yerno (a una nuera aún está por comprobar, que creo que genéticamente estamos enemistadas por definición). Eso sí, no quiero conocer más novios de las chicas hasta que tengan cierta posibilidad de permanencia, o al menos de larga duración, que luego las rupturas son jodidas y con las mías tengo suficiente.

martes, junio 27, 2006

Cosas bonitas que te pueden pasar en la vida

- Llegar a los 35 y rehacer tu vida por completo, cuando creías que ya sólo te esperaba la rutina de ver pasar cada día semejante al anterior.

- Ver como tus hijos han crecido y no son unos perfectos imbéciles como te temías. Algo habrás hecho bien.

- La ilusión de comprar una casa que será solo tuya y el placer de compartirla con quien tú quieres. Buscar muebles, cuadros, impregnarla de tí...

- Coleccionar 1000 variedades de té porque nunca sabes cuál te va a apetecer ese día, y tomarlo al atardecer en el balcón sentada sobre un cojín en el suelo.

- Acariciar a tu gato cuando te hace el regalo de sentarse en tus rodillas.

- Encontrarse con los amigos alrededor de una mesa, charlar, reir, tomar cerveza, quererlos...

- Enamorarse de nuevo.

- Oir un "te quiero" de la personita que hace nada era tu niña y ahora es más alta que tú, y la adoras.

- Estrenar ansiosa el último libro que compraste y estabas deseando empezar (a ser posible, en el balcón mientras tomas un té y acaricias a tu gato).

- Contar los días que faltan para las vacaciones.

- Encontrar de repente un rato para tí: para sentarte a leer, darte un baño de burbujas, no hacer nada.

- Hacer planes, planes, planes, planes....


viernes, junio 16, 2006

Cadena literaria

Y ahora me entero de casualidad, de que Fantine me ha pasado el testigo de la cadena (espero que ya estés bien del todo, guapísima :*****).
Mira que es jodido elegir solo tres libros, así que habrá que ceñirse no a los que más me han gustado, que serían una barbaridad porque soy bastante benevolente, sino a los que de alguna manera se hayan hecho imborrables en mi corazón. De esos hay menos.

El Blogger hoy se niega a cargar imágenes, así que tendrá que ir a palo seco.

1- Un mundo feliz, de Aldous Huxley.
Este fue sin duda alguna mi libro de juventud. A los 14 ños me creó muchos sentimientos encontrados, porque si bien pintaba un futuro horrible y deshumanizado, por otra parte... jo, debía estar guay eso de amar lo que hacías, y como molaba lo de tener soma siempre a mano. Me causó un shock eso de estudiar cosas como Conciencia de Clase o Promiscuidad. Me llegué a plantear que no era un precio demasiado alto el que te pedían por ser feliz. Bueno, luego maduré y eso ... :)

2- 1984, de George Orwell.
Que sí, que me encanta la sci-fi. Y otro libro que plantea futuros horribles, aunque éste en el sentido opuesto del anterior. Me encanta el derroche de imaginación de este libro (imaginación no es algo de lo que carezca Orwell), y la atmósfera opresiva y asfixiante en la que te imbuyes. Y algo que parecía difícil gustándome tanto el libro: la película basada en él me parece una pasada. No hay más dios que George Orwell y John Hurt es su profeta. Por cierto, hicieron un gracioso guiño a este clásico de la sci-fi en "V de Vendetta", en la que John Hurt interpreta al Líder (el Gran Hermano de turno). Me encantó el detalle.

3- El perfume, de Patrick Suskind.
Menuda primera novela. Si me llegan a decir que un libro podría transmitirme olores no lo habría creído. Pero es que la narrativa es tan minuciosa, tan detallada la descripción del personaje, que por unas horas te conviertes en Jean Baptiste Grenouille y casi crees que puedes oler el cristal y guiarte por el olfato en la oscuridad. Maravillosa novela con desenlace redondo.

Yo releo muchísimo, me encanta releer. Tal vez porque leo tanto misterio y fantasía que a veces estoy demasiado pendiente de lo que va a ocurrir después y de quién será el malo al final, no leo, engullo. Pero las siguientes veces puedo dedicarme a saborear las palabras porque ya sé lo que va a ocurrir y no tengo prisa. Cualquiera de los tres libros anteriores los he leído un mínimo de veinte veces, o sea, llevo leyéndolos una vez al año desde hace 20 años, más o menos. He releído otros muchos libros, desde luego, pero estos tres se llevan la palma y por eso los he elegido. No me canso de leerlos y los disfruto cada vez como si fuera la segunda.

Le paso la pelota.. a Nilrem. Ta tocao, chaval ;)

martes, junio 13, 2006

Y como me dá la gana...



...pues subo otro dibujo de Ana.

Irritaciones varias

Sí que hace que no me paso por aquí, vaya. No es que estuviera muy liada, es que estaba desganada para escribir, pero ya vamos a ello.
El cómic de Ana finalmente no resultó elegido en el concurso, pero bueno, ya contábamos con que podía ocurrir, claro. Lo que jode es ver los que sí resultaron elegidos, juzgad vosotros mismos, que yo soy su madre. Ana por suerte no se lo tomó a mal, los concursos son así y ya se está preparando para el año que viene, pero tambien se había ilusionado con ver su trabajo impreso en una revista por la que la gente paga y todo. No pasa nada, es una chica muy madura y sacará una lección de esto. Le he pedido su cómic para llevar a la RAM ya que Rapunzell quería verlo, y me lo dejará encantada, aunque le dá un poco de vergüenza :)

Lo que sí que llevo mal, pero mal mal ( ya os hablé una vez de eso), es la desconsideración de la gente en general. Hay mil variantes, por supuesto, y cada día me trago una buena cantidad ya que trabajo con el público, pero hay una en especial que es el namber uan de la desconsideración humana, el top of the top, la que me hace echar espumarajos por la boca, LA GENTUZA QUE HABLA EN EL CINE.

Dioss, si solo nombrarlos me produce convulsiones... Esta gente que cree que los demás pagamos 6 euros para poder oir sus gilipolleces, esta gente que confunde el significado del concepto "cine en casa", estos mongólicos que solo conciben el respeto como algo unidireccional (hacia ellos), no saben la suerte que tienen de salir vivos del cine una y otra vez. La penúltima vez que casi sufro un ataque de nervios en el cine, estuve a punto de estrangular a una vieja a mi lado en "Misión imposible III", porque la hija de puta no solo no dejó de hablar en toda la película, es que encima me hablaba A MÍ, y yo ya debía tener más de doscientas pulsaciones por minuto, y empecé a notar cómo las manos me temblaban y se dirigían lenta pero inexorablemente al gaznate de la vieja, a acabar de una vez con su sufrimiento vital.

Es muy fuerte lo de estas señoras que hablan solas. Debe una sentirse realmente sola para contarle su vida al carnicero ("dame medio kilo de pechuga de pollo, que vienen mis nietos esta tarde y al mayor le he hecho un poco de pescado con patatas pero al pequeño no le gusta el pescado y carne ya comió ayer, y la pizza de un día para otro no le hace mucha gracia"), pero que te estén hablando en mitad de la película... Yo pierdo la paciencia, los modales, el respeto, la educación y la empatía humana, y sólo quiero que en una de esas la lengua empiece a crecerle como si fueran mutantes hasta que se les enrolle en la garganta y los estrangule de una vez. Sonrío de felicidad solo de pensarlo.

El problema es que tengo la costumbre de ir al cine los sábados, me gusta mucho ir al cine, pero para mí ir al cine supone someterme voluntariamente a una sesión de tortura. Concretamente me gustan las películas de terror, con lo que me aseguro una buena asistencia de público adolescente, que son los mejores para estas lides. Después de cada saltito de miedo, viene el inevitable coro de risitas aderezado con grititos de "hijaaa, qué suuustooo".

Me han hecho pasarlas putas, cuántas veces he estado a punto de levantarme de la butaca y largarme soltando esputos, pero he tenido que claudicar porque la única solución posible es dejar de ir al cine, y no quiero. Ahora, cuando empieza la peña a hablar y reirse, me convenzo a mí misma de que tienen todo el derecho a hacerlo, porque hablar fuerte está permitido en los cines, y si me encuentro algún ratito de silencio pues eso que me he ganado. Y así me engaño, pensando que ellos tienen la razón y no yo, y oye, como que empiezo a disfrutar de ir al cine tranquilamente.

martes, abril 25, 2006

Como me da la gana...

...pues subo un dibujo de mi niña que me encanta. Ana está preparando un comic completo para un concurso de dibujantes noveles, y me gustaría que lo viérais. El mes que viene sabremos cómo ha quedado, ya os contaré.

La cosa mejora

Estupendo, ahora se ha ido Carmen, otra compañera de trabajo. Y se ha ido así sin avisar, que mañana no vengo que me teneis harta.
Esto va mejorando por momentos, ahora tengo que hacer mi trabajo y el de ella. La supervisora tiene las hormonas descompensadas últimamente desde que se fue Fran, y ahora con esto ya ha perdido la olla definitivamente. No hace más que pegar gritos, correr de un lado a otro y ponerme histérica a mí, porque como todo el mundo sabe, el encargarte 4 o más cosas a la vez mejora ostensiblemente la eficacia de un empleado. Estoy haciendo cosas que no tienen que ver ni de lejos con mis habilidades, mis conocimientos y mi contrato.
Lo que más jode es saber que estoy así porque no he sabido lamer los culos adecuados, porque los dos compañeros que me quedan no hacen lo que no quieren hacer. Uno porque es subnormal (no es coña, nos han metido un disminuido psíquico que me sigue todo el día como un perrito para que le explique cosas que no entiende, las mismas cosas que llevo ocho meses explicándole), y la otra porque se toma las copas con la jefa. Luego la pone más verde que los cojones del increible Hulk, pero a la cara no tiene más que sonrisas.
De todas formas, sé que esto es lo más a lo que puedo aspirar. He pasado por empresas tan sumamente asquerosas que en comparación ésta es un modelo de virtudes, y una mileurista con contrato indefinido y sin formación universitaria todavía puede llorar por un ojo. Como siempre, lo que me revienta es el trato que se da a las personas en esta empresa, no las condiciones de trabajo en sí.
Es muy triste, pero cada día hago menos y con menos gana. Las buenas intenciones, las ganas de hacer cosas se han ido evaporando y ya no me queda nada más que hacer mis ocho horas diarias y ni un minuto más, y olvidarme de toda iniciativa. No quiero asumir ninguna responsabilidad, quiero hacer lo justo por lo que me pagan y ni siquiera corregir un error cuando lo tenga ante mis narices. Me han vuelto lo que no era, qué le vamos a hacer.
Y así hasta los 65.

Capi, quiero ese análisis exhaustivo, y lo quiero mañana a las 9 en mi mesa.

jueves, abril 06, 2006

Empresas y empresas

Todos los días se cierran negocios. Empresas que en su momento fueron creadas con ilusión, cariño y una cuidadosa planificación, se van al garete sin que nadie sepa a ciencia cierta porqué. Todos conocemos cientos de ejemplos, pequeñas tiendas o grandes bares que estuvieron mucho tiempo de reformas hasta por fin abrir al público, limpios y resplandecientes, con lo último en su género, dependientes sonrientes y deseosos de agradar, dueños ilusionados con la expectativa de ver prosperar su iniciativa, muchos números, muchas visitas a los bancos, mucho trabajo. Como decía el Capi Napalm, hay toda una historia detrás de cada negocio que quiebra, y seguramente nunca se sepa dónde estuvo el error que propició el cierre.

Y siendo así, cada día entiendo menos como en una empresa tan rematadamente cutre, marrullera, fraudulenta, apestosa, rácana y mierdera como esta en la que yo trabajo, entra tanta pasta.

Estoy viendo salir por la puerta a Fran, el que ha sido mi compañero más querido durante los dos últimos dos años. Tiene 26 años, es enfermero y una de las personas más trabajadoras, responsables y válidas con las que he tenido el placer de trabajar. Y se va para siempre, asqueado y dolido como lo estoy yo en este momento.
No hay premio para los que hacen más de lo que marca su contrato ni para los que se dejan la piel en la empresa de otro, solo la amargura de oir "lo que has hecho se te ha pagado, estamos en paz". Sí, pero han contratado a dos personas para sustituirle a él.

Ojalá arda esta oficina con los dos gerentes dentro. Quizá entonces estemos en paz.

viernes, marzo 17, 2006

La ley del mínimo esfuerzo

Que el actual sistema educativo funciona como el culo es un hecho en el que estamos de acuerdo profesores, alumnos y padres. Yo no tengo una solución, para eso están las mentes pensantes de este país, mis obligaciones se limitan a soltar unos 1.000 euros al año en material escolar y por lo demás, básicamente joderme.
Hay cosas que caen por su peso, como que la figura del profesor ha perdido toda autoridad, y que los estudiantes cada vez tienen menos ilusión y menos ganas de nada. Concretamente en la enseñanza secundaria, el sistema educativo propicia que tanto los unos como los otros cada vez pasen más de sus respectivas obligaciones, porque los profesores se hinchan de lidiar cada día con una piara de salvajes y los alumnos se preguntan por qué coño les obligan a asistir a unas clases que no le interesan cuando lo que quieren es ponerse a currar en el bar de su primo para comprarse la moto. Y mientras, sus padres sin enterarse de qué va la película y delegando en estos profesores la obligación de educar y enseñar a vivir a sus hijos. Bien, casi todos de acuerdo en todo esto. Si eres un pobre profesor quemado, un alumno desmotivado o un padre despreocupado estás de enhorabuena: tienes una sociedad que te entiende, porque sabe que la culpa de todo la tiene el sistema.
Ahora: ¿qué puedes hacer si perteneces a una categoría minoritaria? Pongamos que eres un alumno dispuesto a esforzarse para labrarse un futuro. Chico, lo lamento de veras pero estás jodido, al sistema no le gusta la gente que destaca de entre una aborregada mayoría con la que, al menos, saben cómo actuar.

Mi hija Raquel tiene casi 15 años y cursa 3º de ESO en un instituto cualquiera de Murcia. Tiene la estúpida convicción de que va al instituto no porque sea obligatorio, sino porque es la manera de adquirir los conocimientos necesarios para tener la profesión que le gusta, y en definitiva un buen futuro. Y eso es un problema.
Raquel es una adolescente standard de manual, llena de hormonas tontas y tan predecible como cualquier adolescente, pero resulta que tambien sabe lo que quiere y lo que tiene que hacer para conseguirlo. Y NO LA DEJAN, COÑO.
Cuando empiezan las épocas de exámenes yo me acojono, porque dejo de ver a mis hijas. Se encierran en su cuarto, meten la nariz entre los libros y se olvidan hasta de comer. Pasan noches enteras estudiando hasta que empiezan a perder peso y las ojeras les consumen la cara, se olvidan de amigos, de novios, de salir hasta que hayan terminado los exámenes, y no pararán hasta asegurarse de que tienen el 10. Yo me preocupo muchísimo por ellas y por lo exageradas que son, pero no puedo dejar de admirar su autodisciplina.

En los dos últimos cursos de Raquel se ha estado repitiendo la misma situación: el profesor convoca un examen para unos días más tarde, ella se encierra y deja de dormir y comer como es habitual, llega el día del examen, los alumnos no han dado palo al agua y le piden al profe que lo aplace, y el profe como no tiene gana de enfrentarse a esa marabunta hace lo más fácil: lo aplaza para no oirlos. Conclusión: los alumnos han hecho bien en irse de juerga y no estudiar, la imbécil ha sido Raquel que se ha dejado los cuernos todo el fin de semana. La inmensa mayoría de los exámenes que han hecho en estos últimos cursos han sido así. Hay un caso concreto de un profesor que comparten mis dos hijas, que tiene la puta costumbre de quitarle nota a una y añadirle a la otra, para igualarlas y así "evitar rivalidades". Valiente imbécil.
En algunas materias tienes opción a hacer un trabajo extra para subir nota y ella suele apuntarse a todos, así que a veces tiene un 12 de media en música o matemáticas. Pero con los trabajos extra suele pasar como con los exámenes: llega el día de entregarlos y lo aplazan, para favorecer a esa mayoría de alumnos que están allí para tocarse los cojones en detrimento de los que trabajan. Si eres padre o madre, no te molestes en enseñarle a tus hijos que el esfuerzo tiene recompensa, es mentira. En un centro de enseñanza (igual que en muchos trabajos), se premia la gandulería y se castiga el esfuerzo, y por uno o dos alumnos no merece la pena hacer las cosas mejor.
Hasta ahora, Raquel ha conseguido tener más cojones que esos dos o tres profesores. Ha exigido que la examinen a ella sola, porque era el día fijado para el examen y le daba igual lo que dijeran los demás alumnos. Ha entregado ella sola los trabajos el día fijado, aunque se hubiera aplazado la fecha de entrega. Pero yo no sé hasta cuándo podrá seguir así sin mandarlo todo a la mierda, porque se está empezando a desesperar.

Si pensais que este es el típico discurso de madre, teneis toda la razón, pero ser madre de Raquel no hace menos cierto lo que estoy contando. Aunque claro, todos conocemos el caso de la mamá coñazo que se queja de todo lo que le hagan a su niño, y eso quita toda credibilidad a las que queremos protestar por una situación injusta. Estamos automáticamente vetadas como personas racionales ante una situación objetiva. A un profesor quemado por la injusticia del sistema sí se le da crédito, porque es perfectamente comprensible que haya perdido aquella ilusión con la que empezó su andadura y por eso es normal que ahora cada vez haga menos y peor. Yo, en cambio, sigo en mi trabajo con la misma ilusión que el primer día, cada hora me satisface más porque mis jefes son personas que merecen todo mi esfuerzo, y cada céntimo que gano es toda una fortuna para mí. Hay que joderse...

Es verdad lo que yo decía al principio. El sistema educativo no tiene pies ni cabeza, muchos profesores han perdido motivación, la mayoría de los adolescentes están asalvajados y la mayoría de sus padres pasa de ellos. Pero hay otros casos igualmente reales:
- que hay profesores que debieron haberse planteado trabajar en la construcción.
- que hay profesores que, a pesar de todo, se esfuerzan cada día porque son conscientes de la importancia de su labor, y la realizan con dedicación.
- que hay padres que asumimos nuestra responsabilidad y no delegamos en los profesores más que la enseñanza académica.
- y sobre todo que, aunque no hagan ruido, hay chavales echándole huevos a la vida, que lo van a conseguir a pesar del sistema y a pesar de sus propios profesores.


lunes, marzo 13, 2006

Incomprendidas

Yo me enamoré de Japón hace muchos años. Empezó como una cierta curiosidad viendo una peli de Kurosawa, y con el paso del tiempo se ha ido convirtiendo en mi pasión. Conozco la historia de Japón infinitamente mejor que la de España, la cultura japonesa siempre ha estado presente en mi casa, y mis hijos comen con palillos con tanta naturalidad como con tenedor. Hace años que me fabrico objetos de decoración y cositas que era imposible encontrar aquí, como lámparas de papel de arroz, batas de casa con forma de kimono o ikebanas con ramitas de almendro. Y me encantaba poseer esos detalles originales. Ahora, date un paseo por la tienda que te dé la gana desde que se puso de moda el estilo Zen.

Hace un par de años conseguí realizar uno de mis sueños: un cama de tatami, a 10 cm. del suelo y con las mesitas encima a los lados del colchón. Me costó un par de viajes a Leroy Merlín, varias hojas de caladora, muchos martillazos en los dedos y dos semanas de trabajo, pero por fin tenía la cama que siempre había querido. Y me importa un pito que esté de moda o no lo esté, coño. Pero un personaje me tuvo que preguntar: "¿y qué vas a hacer con ella cuando ya se haya pasado de moda este estilo?". Me tuve que contener para no responderle: desarmarla tabla a tabla e ir metiéndotelas por donde no brilla el sol. ¿De verdad puede alguien pensar que me pueda pegar esa pasada de trabajo para tener... una cama a la moda? Pues me temo que voy a tener una cama pasada de moda durante bastantes años, porque es la cama que yo quiero.

De resultas de esta manía mía, como os digo en casa siempre ha habido tradición niponófila, pero a cada uno le ha dado por un aspecto. Lo mío sin duda es el Japón tradicional, mi sueño es pasar una buena temporada en Kyoto para inflarme de ver danzas de geishas, ceremonias del té, kabuki, noh, tambores, y esos cantos que suenan como un destripamiento de gatos pero que me parecen preciosos.
Ana mi primogénita es otra pobre incomprendida. Conocida en su instituto como "la friki" o "la otaku" , o simplemente "la rara", vive para leer y dibujar manga dese hace años. Ahorra cada céntimo para cómics o material de dibujo, y evidentemente le revienta que la gente crea que manga significa Heidi o porno en dibujos animados. Tiene una estantería donde guarda cada comic como un tesoro, catalogados por autores, y hemos ido hasta Barcelona (vivimos en Murcia) buscando unos manga concretos que aquí no hay forma de encontrar, y Ana vé ahora como sus preciados tesoros que a ella le han costado tanto conseguir, se venden en los kioskos a 2 euros oferta de lanzamiento. Ahora todos sus amigos lo tienen, porque es barato y está de moda, y Ana tambien lo tiene porque es una niña a la moda. De repente está de moda el manga y los chavales llevan camisetas que dicen "yo tambien soy un otaku" porque han leído dos comics. A la pobre le dan ganas hasta de llorar :D

Y por supuesto ahora todo el mundo es un gran conocedor de la figura de las geishas (pronunciado jeisas), gracias a la reciente película.
Un día de estos nos haremos las dos el hara-kiri. Pero esperaremos a que esté de moda.

lunes, febrero 27, 2006

Yo confieso

Está visto que el ser humano necesita tener un cierto número de vicios, y no importa lo que hagas para luchar contra ellos, la cosa explotará por cualquier otro lado. Desde que he dejado de fumar, he adquirido las siguientes adicciones:
- el té. Me bebo más de litro y medio al día, en sustitución de los 6 ó 7 cafés que me chutaba antes y que ahora no pruebo.
- los chicles. Dos paquetes al día (je, lo mío son los "dos paquetes al día" de lo que sea).
- la salsa de soja. Cuando no estoy comiendo sushi, lo que suelo hacer casi a diario porque me preparo unas fuentes que pa qué, me la bebo a tragos de la botella. Para mí que le echan algo ilegal a la salsa esa.
- la telenovela "Rubí". No pregunteis, por favor.


No estoy segura de haber salido ganando con el cambio. Las adicciones comestibles aún las tolero, pero hacerme adicta a un culebrón me está causando serios problemas de autoestima. Los niños se me quedan mirando a veces con miedo, y me preguntan "¿qué has hecho con nuestra madre?".
Qué débil es la carne. Bueno, ahora al menos tengo carne.

PS: ¿Quién coño ha traducido el título del último Harry Potter?

jueves, febrero 23, 2006

Huyhuyhuy

Antes de que se me olvide, que sigo sin fumar.
Y una vez superada la fase llorodepresiva que no me dejaba comer ni dormir, empiezo a experimentar otro tipo de cosas más acordes con mi condición de ex-fumadora, como por ejemplo que estoy comiendo como un animal de bellota.
Vamos a ver, Almu, que no pasa nada porque cojas unos kilitos que al fin y al cabo te venían bien, pero es que llevas ya casi 3 kilos, y o paras el carro o no le veo buen final a esto. Sí, esa presión que ahora notas al final de la espalda cuando caminas se llama culo.
Pero es que ya no fumo, no bebo, no tomo café, limito los dulces. Ésta no soy yo, es un ente maligno que se ha apoderado de mi y cualquier día me pone a hacer tai-chi.
Mierda, yo que esperaba una vejez como la de Marisa de "Aquí no hay quien viva", y me estoy convirtiendo en Jane Fonda...

martes, febrero 14, 2006

Toca descansar

En unos pocos meses estará aquí la asamblea, y con ella las elecciones a la nueva Comisión de Control y Garantías. Y lo cierto es que espero el relevo gustosamente, tan gustosamente como asumí el cargo en aquellas elecciones en las que presenté mi candidatura.
Durante unos días hice como que me lo pensaba, pero yo sabía que no iba a presentarme de nuevo.
Tres años en la comisión, dos de ellos presidiéndola, creo que son suficientes. Es bueno que los cargos se vayan renovando, que todos tengamos oportunidad de trabajar por la asociación si así lo deseamos, y que ésta se beneficie de distintos puntos de vista y distintas formas de hacer las cosas.
La experiencia ha sido cojonuda, sin duda, pero tambien agotadora. Es una función que desgasta mucho anímicamente, y yo he puesto muucha ilusión y trabajo en ella, pero no soy de esos casos en los que la ilusión roza el masoquismo :)

Tambien me teneis que reconocer que los componentes de la actual CCG hemos vivido lo que Axque, muy sembrado, llamó "el bienio maldito". Salvo la historia de la Fundación, nos lo hemos comido todo, pero todo: las primeras elecciones reales a la Junta de Mensa, el Tentetiesogate (que me costó dos kilos), la reforma de los estatutos, el referendum, las elecciones a la nueva CCG. .. Así que de aquí a la asamblea de Julio todavía nos queda un rato movidito. Y fíjate que poniendo tantas ganas como le he puesto, y tantas horas como le he echado para que todo saliera como la seda, doy fe de que aún así es posible cagarla de mil maneras. Qué se le va a hacer.



Aquí un recuerdo del recuento de votos para las elecciones a la Junta. Parece aburrido, ¿verdad? Lo fue. Pero la gente que allí había era estupenda, así que de todas formas disfrutamos ese fin de semana. Jo, ahora al verla me da un poquito de pena, hubo momentos muy buenos en estos años.

Lo peor: ver la cara más desagradable de Mensa. Sinceramente, yo vivía mejor sin saber de la mezquindad de algunas personas, pero es lo que hay.
Lo mejor: casi todo, la verdad. Es bonito pensar que haces algo útil por los demás, pero sobre todo mola saber que con tu trabajo estás devolviendo un poco de todo lo que esta asociación te ha dado. Y me ha dado mucho y muy valioso. Pero quede claro que ejercer un cargo en Mensa significa exactamente eso: trabajo. En el mejor de los casos no será reconocido ni apreciado, y en el peor será duramente criticado, pero eso es algo que ya sabe cualquiera de los que alguna vez haya desempeñado alguna tarea en esta asociación.
¿Y por qué entonces siguen presentándose candidatos para cualquier cargo, y no faltan voluntarios cuando hacen falta para cualquier cosa? Pues llámalo ilusión, como el anuncio de la ONCE, porque sin la ilusión que le ponen estas personas, esto se iría al garete.
Y ahora que he visto desde este lado lo que eso significa, no puedo sino dar las gracias a todos los que trabajan o han trabajado para Mensa: supervisores de tests, coordinadores de zona y de mil tareas distintas, organizadores de tantas inciativas, la comisión que ha trabajado durante tres años en la reforma de los estatutos, administradores de listas de correo y canales de IRC, CCG , y sobre todo la santa Junta Directiva.
He flipado al comprobar que la Junta tiene una cantidad de trabajo que ninguno podíamos sospechar. Pero ni de lejos. Ser parte de la Junta de Mensa España significa literalmente dejarse los cuernos, así que pueden ir preparándose los futuros candidatos pero mi admiración y gratitud la tienen de antemano, como la tienen los actuales integrantes ante los cuales me quito el sombrero. Estos son los casos que comentaba antes, en los que la ilusión roza el masoquismo.
Y qué valiosos sois, y cuánto os debemos.

martes, enero 24, 2006

Teletipos

Jo, es que no tengo mucho tiempo para escribir. Solo un par de cosillas:

- Para los interesados, que sigo sin fumar (yuuuupiiiii, 24 días, con un par, sí señor, me hago la ola yo sola). Bueno, hubo una pequeña recaida el fin de semana pasado, pero no voy a flagelarme. Si he tropezado, pues me levanto y sigo andando. Cada día cuesta menos, ya se puede soportar.

- Mortizia, además de las recientes mechas violeta, ahora se pinta lágrimas negras en un ojo. Cagüenlaleche como acojona. Menos mal que yo luego la veo en casa con el pijamita rosa y las coletas, y se me tira al cuello a darme besos como cuando era pequeñita, entonces me acuerdo de que se llama Raquel y es mi niña.

- Vuelvo a ver la vida bonita. Joder, es que han sido dos semanas en las que no era yo, no sabía si necesitaba un psiquiatra o un exorcista. Pero las cosas van volviendo a sus sitio. Qué asco de adicción...

lunes, enero 09, 2006

Crónica de un mono: II y cierre

Hoy cumplo nueve días sin fumar, casi no me lo creo pero es así. Supongo que he entrado en una fase que me durará muucho tiempo: estoy jodida, echo de menos terriblemente el tabaco, muchas cosas en mi vida son distintas y no me gustan, pero al menos ya no quiero morirme.
Es el efecto secundario que peor llevo. No estoy irritable, no me siento enfadada, solo he estado muy deprimida. Pero deprimida de no levantarme en días del sofá y darme igual absolutamente todo, como si me hubieran puesto un velo negro ante los ojos y todo hubiera perdido su razón de ser.
He estado leyendo sobre los efectos que ha tenido en mi cerebro el verse privado de sus 45 dosis diarias de nicotina, y ha tenido que ser una bomba nuclear, hasta el punto de hacerme pensar que sería bonito no ver otro amanecer. Mi cerebro no distingue si he dejado de fumar o se me ha muerto un hijo, las consecuencias han sido las mismas, aunque afortunadamente de corta duración. Aún sigo con antidepresivos y ansiolíticos.
Me he dado cuenta de lo importante que fue quemar las naves y contar a todo el mundo que había dejado de fumar, el apoyo externo ha sido fundamental. En el trabajo me felicitaron un montón de compañeros, me dieron besos y abrazos... y yo pensaba: "joder, como para echarse atrás ahora". No han sido pocos los momentos en que pensar en esas caras de decepción me ha contenido para salir corriendo al estanco.
Y Jose, siempre Jose al lado con esa paciencia de Job. Las barbaridades que he llegado a decirle, pero él sabía que en esos momentos no era yo la que hablaba.
Supongo que ya ha pasado lo peor (mejor dicho, lo espero). Ahora tengo que aprender a seguir con mi vida cotidiana y con todas las cosas que asocio al cigarrillo. Ya puedo terminar de comer sin que se me revuelvan las tripas de puro mono, ya no siento pánico al despertar por la mañana (al menos ya no tanto), ya no me quema ese fuego después de desayunar. Pero curiosamente siento una gran angustia cuando entro en locales para no fumadores, o cuando llevo un rato en el cine. Todavía no puedo pensar en mí misma como "no fumadora", han sido muchos años para cambiar el chip en dos días, pero todo se andará.
Me he hecho consciente de que no necesito el tabaco para vivir, pero lo echo mucho de menos, como a un viejo amigo que te ha acompañado en todo momento y al que no volverás a ver. Aunque sepa que en realidad es un enemigo disfrazado, sigue siendo una lucha de minuto a minuto, y a veces todavía me planteo si merece la pena.
Sois muchos los que me habeis ayudado con vuestro apoyo. Gracias de corazón.

jueves, enero 05, 2006

Crónica de un mono: I

No sé cómo interpreta cada persona el dejar de fumar. Todos conocemos alguien que un día lo dejó sin más y apenas le costó, depende de tantos factores... Ésta crónica es únicamente de MI mono, y no tiene que ser representativa para nadie más. Es como los partos, no hay dos iguales, tú solo sabes que va a doler.

Yo sabía que Nochevieja iba a ser la última vez que fumara, así que la disfruté al máximo. Me había propuesto no fumar el dia 1 y no pensaba hacerlo, pero la espectativa me ponía nerviosa. Fumé en casa mi último cigarrillo, lo miraba diciendo "hijoputa, no me vas a joder más, voy a ganarte el pulso", pero lo cierto es que ya lo estaba echando de menos como a un amigo al que no vas a ver en mucho tiempo. Destrocé en pedacitos los dos que quedaban, que me conozco.
Tenía un paquete entero en el bolsillo que le dí a Jose para que luego lo tirara, y me puse a dormir pensando qué me depararía el dia siguiente:

Dia 1: Me despierto lentamente. En un instante recuerdo que no tengo tabaco, que hoy no fumo, y siento un ataque de pánico. Miro el cenicero de anoche donde están los cigarros destrozados, buscando algo aprovechable, una colillita, y me maldigo por haberlos roto a conciencia.
Jose viene a animarme, ha preparado el desayuno y me trata con cariño (el tambien es ex-fumador). Pero yo no veo ni siento nada, los sonidos y voces a mi alrededor son solo un molesto zumbido. No quiero estar en esta casa con esta gente, quiero mi tabaco, solo pido eso¡
Después del desayuno, el mono ataca de forma atroz. Aprieto los dientes hasta que no siento la boca, bebo agua sin parar para engañar al cuerpo de alguna manera.
No me atrevo a comer para que no me pase otra vez lo mismo, solo picoteo algo y me acuesto en el sofá. La casa está llena de niños, mis hijos y los de Jose, Jose ya no sabe cómo ser más cariñoso conmigo y ponérmelo más fácil. Solo hay una cosa que me aliviaría, y lo sabemos. Pero no hay tabaco en casa, y aunque lo hubiera no lo fumaría, porque mi decisión es firme...
Pero sí hay tabaco. Jose baja a la calle unos minutos, y yo aprovecho y me pongo como loca a registrar su ropa buscando el paquete que le dí ayer: "por favor que no lo haya tirado por favor que no lo haya tirado por favor por favor". Pero no está por ninguna parte, supongo que al final lo tiró. Me hundo.
Del resto de ese día solo recuerdo haberlo pasado echada en el sofá, sudando como los yonkis, llorando, mirando al techo, dormitando, esperando que llegue la noche y con miedo a que vuelva el día. Feliz Año Nuevo.
Queda claro que ese primer día no fumé porque Jose estaba a mi lado, de cariñoso vigilante. Yo me habría fumado hasta las cortinas. Gracias Jose por ayudarme a pasar uno de los peores días de mi vida (y he parido 3 veces). Fin del primer día, ha pasado lo peor.

miércoles, enero 04, 2006

Me llamo Montse

...y soy fumadora empedernida.

Llevo 4 días sin fumar. 96 horas. 5760 minutos. ¿Sabeis lo que significa eso para alguien que lleva 23 años alimentándose de nicotina, y cuyo cerebro ha olvidado que es posible vivir sin ella?

Esta mini-entrada es tanto para vosotros como para creérmelo yo misma. No me atribuyo gran mérito, voy dopada de antidepresivos hasta las cejas, pero el hecho es que llevo cuatro días sin fumar. Las próximas entradas serán una crónica pormenorizada, lo digo para que se ahorren entrar aquellos a los que les aburra el tema. Pero es que ahora no hay nada en mi vida más importante que esto, se siente.