martes, junio 27, 2006

Cosas bonitas que te pueden pasar en la vida

- Llegar a los 35 y rehacer tu vida por completo, cuando creías que ya sólo te esperaba la rutina de ver pasar cada día semejante al anterior.

- Ver como tus hijos han crecido y no son unos perfectos imbéciles como te temías. Algo habrás hecho bien.

- La ilusión de comprar una casa que será solo tuya y el placer de compartirla con quien tú quieres. Buscar muebles, cuadros, impregnarla de tí...

- Coleccionar 1000 variedades de té porque nunca sabes cuál te va a apetecer ese día, y tomarlo al atardecer en el balcón sentada sobre un cojín en el suelo.

- Acariciar a tu gato cuando te hace el regalo de sentarse en tus rodillas.

- Encontrarse con los amigos alrededor de una mesa, charlar, reir, tomar cerveza, quererlos...

- Enamorarse de nuevo.

- Oir un "te quiero" de la personita que hace nada era tu niña y ahora es más alta que tú, y la adoras.

- Estrenar ansiosa el último libro que compraste y estabas deseando empezar (a ser posible, en el balcón mientras tomas un té y acaricias a tu gato).

- Contar los días que faltan para las vacaciones.

- Encontrar de repente un rato para tí: para sentarte a leer, darte un baño de burbujas, no hacer nada.

- Hacer planes, planes, planes, planes....


viernes, junio 16, 2006

Cadena literaria

Y ahora me entero de casualidad, de que Fantine me ha pasado el testigo de la cadena (espero que ya estés bien del todo, guapísima :*****).
Mira que es jodido elegir solo tres libros, así que habrá que ceñirse no a los que más me han gustado, que serían una barbaridad porque soy bastante benevolente, sino a los que de alguna manera se hayan hecho imborrables en mi corazón. De esos hay menos.

El Blogger hoy se niega a cargar imágenes, así que tendrá que ir a palo seco.

1- Un mundo feliz, de Aldous Huxley.
Este fue sin duda alguna mi libro de juventud. A los 14 ños me creó muchos sentimientos encontrados, porque si bien pintaba un futuro horrible y deshumanizado, por otra parte... jo, debía estar guay eso de amar lo que hacías, y como molaba lo de tener soma siempre a mano. Me causó un shock eso de estudiar cosas como Conciencia de Clase o Promiscuidad. Me llegué a plantear que no era un precio demasiado alto el que te pedían por ser feliz. Bueno, luego maduré y eso ... :)

2- 1984, de George Orwell.
Que sí, que me encanta la sci-fi. Y otro libro que plantea futuros horribles, aunque éste en el sentido opuesto del anterior. Me encanta el derroche de imaginación de este libro (imaginación no es algo de lo que carezca Orwell), y la atmósfera opresiva y asfixiante en la que te imbuyes. Y algo que parecía difícil gustándome tanto el libro: la película basada en él me parece una pasada. No hay más dios que George Orwell y John Hurt es su profeta. Por cierto, hicieron un gracioso guiño a este clásico de la sci-fi en "V de Vendetta", en la que John Hurt interpreta al Líder (el Gran Hermano de turno). Me encantó el detalle.

3- El perfume, de Patrick Suskind.
Menuda primera novela. Si me llegan a decir que un libro podría transmitirme olores no lo habría creído. Pero es que la narrativa es tan minuciosa, tan detallada la descripción del personaje, que por unas horas te conviertes en Jean Baptiste Grenouille y casi crees que puedes oler el cristal y guiarte por el olfato en la oscuridad. Maravillosa novela con desenlace redondo.

Yo releo muchísimo, me encanta releer. Tal vez porque leo tanto misterio y fantasía que a veces estoy demasiado pendiente de lo que va a ocurrir después y de quién será el malo al final, no leo, engullo. Pero las siguientes veces puedo dedicarme a saborear las palabras porque ya sé lo que va a ocurrir y no tengo prisa. Cualquiera de los tres libros anteriores los he leído un mínimo de veinte veces, o sea, llevo leyéndolos una vez al año desde hace 20 años, más o menos. He releído otros muchos libros, desde luego, pero estos tres se llevan la palma y por eso los he elegido. No me canso de leerlos y los disfruto cada vez como si fuera la segunda.

Le paso la pelota.. a Nilrem. Ta tocao, chaval ;)

martes, junio 13, 2006

Y como me dá la gana...



...pues subo otro dibujo de Ana.

Irritaciones varias

Sí que hace que no me paso por aquí, vaya. No es que estuviera muy liada, es que estaba desganada para escribir, pero ya vamos a ello.
El cómic de Ana finalmente no resultó elegido en el concurso, pero bueno, ya contábamos con que podía ocurrir, claro. Lo que jode es ver los que sí resultaron elegidos, juzgad vosotros mismos, que yo soy su madre. Ana por suerte no se lo tomó a mal, los concursos son así y ya se está preparando para el año que viene, pero tambien se había ilusionado con ver su trabajo impreso en una revista por la que la gente paga y todo. No pasa nada, es una chica muy madura y sacará una lección de esto. Le he pedido su cómic para llevar a la RAM ya que Rapunzell quería verlo, y me lo dejará encantada, aunque le dá un poco de vergüenza :)

Lo que sí que llevo mal, pero mal mal ( ya os hablé una vez de eso), es la desconsideración de la gente en general. Hay mil variantes, por supuesto, y cada día me trago una buena cantidad ya que trabajo con el público, pero hay una en especial que es el namber uan de la desconsideración humana, el top of the top, la que me hace echar espumarajos por la boca, LA GENTUZA QUE HABLA EN EL CINE.

Dioss, si solo nombrarlos me produce convulsiones... Esta gente que cree que los demás pagamos 6 euros para poder oir sus gilipolleces, esta gente que confunde el significado del concepto "cine en casa", estos mongólicos que solo conciben el respeto como algo unidireccional (hacia ellos), no saben la suerte que tienen de salir vivos del cine una y otra vez. La penúltima vez que casi sufro un ataque de nervios en el cine, estuve a punto de estrangular a una vieja a mi lado en "Misión imposible III", porque la hija de puta no solo no dejó de hablar en toda la película, es que encima me hablaba A MÍ, y yo ya debía tener más de doscientas pulsaciones por minuto, y empecé a notar cómo las manos me temblaban y se dirigían lenta pero inexorablemente al gaznate de la vieja, a acabar de una vez con su sufrimiento vital.

Es muy fuerte lo de estas señoras que hablan solas. Debe una sentirse realmente sola para contarle su vida al carnicero ("dame medio kilo de pechuga de pollo, que vienen mis nietos esta tarde y al mayor le he hecho un poco de pescado con patatas pero al pequeño no le gusta el pescado y carne ya comió ayer, y la pizza de un día para otro no le hace mucha gracia"), pero que te estén hablando en mitad de la película... Yo pierdo la paciencia, los modales, el respeto, la educación y la empatía humana, y sólo quiero que en una de esas la lengua empiece a crecerle como si fueran mutantes hasta que se les enrolle en la garganta y los estrangule de una vez. Sonrío de felicidad solo de pensarlo.

El problema es que tengo la costumbre de ir al cine los sábados, me gusta mucho ir al cine, pero para mí ir al cine supone someterme voluntariamente a una sesión de tortura. Concretamente me gustan las películas de terror, con lo que me aseguro una buena asistencia de público adolescente, que son los mejores para estas lides. Después de cada saltito de miedo, viene el inevitable coro de risitas aderezado con grititos de "hijaaa, qué suuustooo".

Me han hecho pasarlas putas, cuántas veces he estado a punto de levantarme de la butaca y largarme soltando esputos, pero he tenido que claudicar porque la única solución posible es dejar de ir al cine, y no quiero. Ahora, cuando empieza la peña a hablar y reirse, me convenzo a mí misma de que tienen todo el derecho a hacerlo, porque hablar fuerte está permitido en los cines, y si me encuentro algún ratito de silencio pues eso que me he ganado. Y así me engaño, pensando que ellos tienen la razón y no yo, y oye, como que empiezo a disfrutar de ir al cine tranquilamente.