martes, octubre 31, 2006

11 kilos

Eso es lo que me he echado en el cuerpo desde que dejé de fumar, cagüenlaleche. Toda la vida intentando coger unos kilillos sin conseguirlo y ahora me han venido todos de golpe.
Me siento como dentro del cuerpo de otra persona. Me noto el culo cuando camino, al sentarme me aparece una leja en la tripa, y he ganado dos tallas, dos, de sujetador. Bueno, eso no me parece mal.

Después de toda una vida con 45 kilos, no es fácil adaptarse a este cambio en unos pocos meses. Ya sabía que iba a ganar algo de peso (y falta que me hacía), pero no me esperaba esa ansiedad por comer durante los primeros meses de no fumar. Ya se ha pasado, afortunadamente, solo era el efecto secundario más inmediato a la falta de nicotina, pero ya hace un tiempo que vuelvo a comer de forma normal, incluso empiezo a comer poco, como es mi naturaleza. Calculo que perderé unos 5 kilos al retomar mi alimentación normal y me quedaré en una cifra razonable, pero ha sido una sensación extrañísima la de estos meses . He tenido que reponer todo mi vestuario, enterito, no me ha servido nada de mi ropa de antes. Pero seguro que pronto volveré a mis antiguos vaqueros y mis antiguos (sniff) sujetadores.

Por cierto, dentro de nada hará un año que dejé el vicio. Este Año Nuevo tendré una cosa más que celebrar. Yupiii ¡¡¡

PS: Aún no he podido pasar un solo día en estos diez meses sin que me apetezca un cigarro varias veces al día. Sigo luchando día a día, jodido vicio.

viernes, octubre 06, 2006

Mi jardín

Que con estas últimas entradas mías que desprenden apatía y mala leche a partes iguales, puede parecer que no me van bien las cosas, pero no es eso. Hombre, el trabajo me las hace pasar putas a ratos, y tener tres adolescentes en casa es algo que solo le deseo a un par de personas, pero por lo demás no debo quejarme. Salvando esa saludable dosis de stress, las cosas me van bien.
Y claro que sigo teniento ilusión por el futuro y todas las cosas que quiero hacer. Pero mi última maquinación, la que me hace hacer chiribitas con los ojos cada vez que lo pienso es la monda: quiero tener un jardín japonés. Hala.
Pero un jardín japonés comme il faut, con sus rocas, su fuente con estanque y, oh maravilla, su puentecito de madera. En el caso de la casita de té, será sustituida por una pergolita de estilo japo que me la hago con dos viajes al Leroy Merlin, igual que el puente.














Ya os dije que Jose tiene un terrenito en Alicante donde queremos construir, y el caso es que yo me quedaba mirando los alrededores pensando qué podríamos hacer con eso, que tiene un aspecto tan yermo. Y como no podía ser de otra forma, empecé a imaginar un cerezo por aquí, unas piedras por allá... En realidad me imaginaba tambien unas geishas paseando por allí, pero creo que quedan pocas y además no están a la venta. Pero la idea del jardín japonés empezó a colarse y ya no me la quité de encima.
No es ninguna locura aunque lo pueda parecer. Entre Jose y yo podemos hacer la parte de carpintería sin mayores problemas (siempre nos puede asesorar un profesional), el estanque artificial no es difícil de montar y los viveros se encargarán de darle color verde a todo. La idea es que haya que cruzar el estanque por el puente para llegar a la pérgola para tomarse algo al fresco.
Ya sé en qué quiero ocupar los próximos 5 años de mi vida. O 10, ó 15... Si es que cuando me ilusiono con algo me convierto en una niña pequeña, pero si no fuera por estas cosas, ¿para qué coño viviríamos?