jueves, enero 05, 2006

Crónica de un mono: I

No sé cómo interpreta cada persona el dejar de fumar. Todos conocemos alguien que un día lo dejó sin más y apenas le costó, depende de tantos factores... Ésta crónica es únicamente de MI mono, y no tiene que ser representativa para nadie más. Es como los partos, no hay dos iguales, tú solo sabes que va a doler.

Yo sabía que Nochevieja iba a ser la última vez que fumara, así que la disfruté al máximo. Me había propuesto no fumar el dia 1 y no pensaba hacerlo, pero la espectativa me ponía nerviosa. Fumé en casa mi último cigarrillo, lo miraba diciendo "hijoputa, no me vas a joder más, voy a ganarte el pulso", pero lo cierto es que ya lo estaba echando de menos como a un amigo al que no vas a ver en mucho tiempo. Destrocé en pedacitos los dos que quedaban, que me conozco.
Tenía un paquete entero en el bolsillo que le dí a Jose para que luego lo tirara, y me puse a dormir pensando qué me depararía el dia siguiente:

Dia 1: Me despierto lentamente. En un instante recuerdo que no tengo tabaco, que hoy no fumo, y siento un ataque de pánico. Miro el cenicero de anoche donde están los cigarros destrozados, buscando algo aprovechable, una colillita, y me maldigo por haberlos roto a conciencia.
Jose viene a animarme, ha preparado el desayuno y me trata con cariño (el tambien es ex-fumador). Pero yo no veo ni siento nada, los sonidos y voces a mi alrededor son solo un molesto zumbido. No quiero estar en esta casa con esta gente, quiero mi tabaco, solo pido eso¡
Después del desayuno, el mono ataca de forma atroz. Aprieto los dientes hasta que no siento la boca, bebo agua sin parar para engañar al cuerpo de alguna manera.
No me atrevo a comer para que no me pase otra vez lo mismo, solo picoteo algo y me acuesto en el sofá. La casa está llena de niños, mis hijos y los de Jose, Jose ya no sabe cómo ser más cariñoso conmigo y ponérmelo más fácil. Solo hay una cosa que me aliviaría, y lo sabemos. Pero no hay tabaco en casa, y aunque lo hubiera no lo fumaría, porque mi decisión es firme...
Pero sí hay tabaco. Jose baja a la calle unos minutos, y yo aprovecho y me pongo como loca a registrar su ropa buscando el paquete que le dí ayer: "por favor que no lo haya tirado por favor que no lo haya tirado por favor por favor". Pero no está por ninguna parte, supongo que al final lo tiró. Me hundo.
Del resto de ese día solo recuerdo haberlo pasado echada en el sofá, sudando como los yonkis, llorando, mirando al techo, dormitando, esperando que llegue la noche y con miedo a que vuelva el día. Feliz Año Nuevo.
Queda claro que ese primer día no fumé porque Jose estaba a mi lado, de cariñoso vigilante. Yo me habría fumado hasta las cortinas. Gracias Jose por ayudarme a pasar uno de los peores días de mi vida (y he parido 3 veces). Fin del primer día, ha pasado lo peor.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias, Jose, por estar ahí con ella. Todos te lo agradecemos.

Fantine dijo...

Buf. Me parece un relato espeluznante. Y es que nunca había conocido a nadie con un monazo como el tuyo, lo que hace que todavía te admire mas.

Eres la mejor, guapa. Y Jose, sigue así

Yaizal dijo...

Ya se que es poca ayuda, pero ánimo y a por ello. Parece que vas venciendo! :))))))

infopoeta dijo...

:), un beso campeona :*

Manuel García dijo...

Te veo, te siento... pero no te huele el aliento ¡Bravo, otro día mas!

Tú puedes, y ya has podido, con esos bichitos cilíndricos inanimados. Son externos, no pueden hacer nada, son menos que tú.

Y la debilidad es una prueba de fortaleza, porque el junco que se dobla ante la fuerza del viento siempre sobrevive, mientras la aparente firme encina acaba arrancada por su fuerza. Sufres, luego sobrevives.

Anónimo dijo...

Que San Próculo te ayude y te guíe. Ahora que ya no fumas, podrás progresar aún más en el recto camino de la proctomancia, al desaparecer el peligro de explosión de los gases inflamables. Y ya no mancharás de nicotina el blanco guantelete de látex.

Sursum procta.

Unknown dijo...

MUAAAAAC :)

Una sugerencia para los peores momentos: no sé si a ti tambien te pasará, pero yo descubrí hace tiempo una sustancia, la única, que hace que se me olviden las ganas de fumar durante horas. Las pipas.

En serio, es increíble: si tengo pipas suficientes puedo estar horas sin fumar sin siquiera acordarme.

En su día las dejé (y me costó) pero es un as que me guardo en la manga :-D

Imperator dijo...

Lo de las pipas es una idea bastante sensata. Siento que te esté dando tanta guerra, pero no podrá contigo. Y luego te alegrarás :)