miércoles, enero 09, 2008

Yuuki

Así se llama el chaval al que conocí hace unos meses, aquel a quien empecé a enseñarle español via mail y que ha terminado convirtiéndose en algo parecido a un amigo. Es un chico simpático él, muy educado pero también muy callado e inexpresivo, muy japonés. Hacerle soltar una sonrisa te puede costar muchos intentos :)
Lleva unos meses viviendo y estudiando en Cambridge, y tenía pendiente una visita a Francia y España, así que después de darle muchas vueltas, se decidió a pasar unos días en mi casa este fin de año. Tenía ya ganas de conocerle.



En los cinco días que pasó con nosotros, nos esforzamos porque conociera lo más posible de la cultura española, que es lo que él quería, y creo que fue el aspecto culinario el que más le gustó. En la foto, desgustación de un chuletón de Ávila. Le encantó todo lo que probó en casa, se puso hasta arriba de fruta dado el (más o menos) asequible precio que tiene en España, al contrario que en Japón, y tomó cantidades ingentes de buen caldo de cocido español, que también al contrario de las sopas japonesas, es muy sabroso. Y se horrorizó de saber que por aquí hay gente que se come el arroz con conejo. Él había probado lo que en su tierra llaman "paella española", y aquí pudo comprobar lo que es una paella de verdad. Al parecer, cualquier similitud es pura coincidencia. Lo llevamos a la playa, que tenía mucho interés en ver, y no se despegó de la cámara haciendo honor al tópico.

Nos trajo un montón de bolsas de diferentes snacks japoneses, pero todos hechos de harina de arroz y soja (a estos orientales les quitas el arroz y la soja y es como si a los españoles nos dejas sin trigo y sin patatas), y unos vasitos monísimos que ahora están junto al móvil souvenir de Kyoto que me trajeron Dilettante y Barachan, en la estantería del salón. Me contó muchas cosas sobre Japón que ya sabía y otras muchas que no, como que Junior, el idiota ayudante de Takeshi en Humor Amarillo, hoy en día es un conocido político en su país. Y me puso en un grave aprieto la primera vez que entró al baño en casa y me preguntó qué era el bidet y para qué servía. La tierra no se abrió ni me tragó ni nada, tuve que quedarme en mi sitio y explicarle a un completo desconocido tan sumamente tímido lo que era el cacharro en cuestión, mientras miraba a mi alrededor buscando la cámara oculta. No sé quién de los dos pasó peor rato y quién acabó más rojo. Por supuesto, todos estos días nos hemos comunicado en Interlingua, una mezcla de inglés y francés con toques de japonés y español.

Y es un cerebrito. Tiene 24 años y está estudiando su segunda carrera, criminología, y habla inglés, francés, y chapurrea el árabe y el español. Quiere entrar en la Interpol, lo cual es cojonudo porque una nunca sabe dónde va a necesitar contactos, y ya hemos acordado que volverá en un tiempo, cuando hable más español para que pueda practicarlo con nosotros. Los dos últimos días ya empezaba a perder un poco la timidez, ya sonreía de vez en cuando, y cuando nos poníamos a ver juntos vídeos chorra de Youtube ya nos partíamos de risa como viejos amigos. Cinco días están bien para un primer contacto, pero para la próxima vez espero que tengamos más tiempo, porque el chico es encantador. Y así dejará de saltar horrorizado ante el contacto físico, y se acostumbrará a que en España se dan dos besos sin que debas sentirte violado por ello :))

Estoy pensando en montar una pensión para guiris, a este paso. A falta de viajes por mi parte, es una experiencia muy maja ésta de alojar a un extranjero durante unos días, es enriquecedor y muy divertido. Todos los amigos de mis hijas pasaron por casa a conocerlo, como ya hicieron con la alemana Steffi, y ellas ya tienen un amor platónico para una temporada. Y yo tengo donde alojarme cuando vaya a Tokyo }:)

2 comentarios:

Gorpik dijo...

Eso te pasa por tener bidé en casa, chica.

Por otro lado, te pondré los dientes largos diciéndote que este año espero ir por fin a Japón. Pero no lo diré muy alto, no se vaya a chafar. Y tampoco te pediré la dirección del pobre Yuuki para apalancarme en su casa.

Torrado dijo...

lo mejor de los nipones son los nombres... A mi primer hijo le pienso poner Akira. A que es un nombre chulo???

Saludines

torra