martes, abril 12, 2005

Modo mamá On, no apto para diabéticos.

Hoy toca plastazo maternal, que para eso es mi blog. Y es que me encantan mis niños, estoy pirrada con ellos, son las personas más acojonantes que he conocido nunca y mira por donde me han tocado a mí. Y no lo digo yo sola: lo dice su padre, sus abuelos y sus tíos, así que debe ser cierto, no?
Soy una firme creyente de que tarde o temprano a todo el mundo le sale la vena p/maternal. Estoy harta de ver amigas que decían que no estaban hechas para ser madres, y en cumplir los 35 entrarles la prisa de repente porque "se les pasa el reloj". Basta que sepas que no puedes tener algo para que lo desees con todas tus fuerzas, y creo que en este caso ocurre eso.
Normalmente tienes dos opciones:
1 - Pasas un tiempo organizando tu vida, consolidándote en tu trabajo, consiguiendo una vivienda, y finalmente decides tener un hijo cuando tu vida ya está más o menos encauzada (y antes de que el reloj se te pase).
2- Tienes los hijos lo primero de todo, les dedicas unos años preciosos de tu vida y luego te dedicas a encarrilar tu vida con ellos, a estabilizarte en el trabajo, y cuando tienes 35 años ya están los niños criados y a tí te queda toda la vida por delante para disfrutar de ellos y de lo que has conseguido.
Yo opté por este segundo caso, y volvería a hacerlo de tener oportunidad. Claro que yo no tenía una carrera ni una vocación que desempeñar, así que no tengo la sensación de haber renunciado a nada. He tenido la vida que decidí tener, y no me quejo en absoluto.
Tuve a mi hija mayor a los 20 años, porque el cuerpo me lo pedía, y proyecté dedicarle por entero los siguientes 10 años. Así que era el momento de tenerlos todos juntos y dedicarme a ellos ese tiempo, para que crecieran a la vez y no pasarme la vida criando uno cada 5 años. Pues vinieron dos más, otra niña y un niño.
Total, que a los 23 años yo ya tenía familia numerosa, y cualquiera puede imaginar que fueron unos años agotadores, máxime porque los crié absolutamente sola, apenas pasaron por las manos de su padre ni de sus abuelas, y jamás tuve una canguro. Pero eso sí, disfruté cada momento. Fui la primera en oir sus primeras palabras ("papá", "eto e mio" y "corte inlés" respectivamente), y en ver sus primeros pasos, y eso no lo cambio por nada.
Y os aseguro que mi mentalidad a los 23 años ya no era ni por asomo la de mis 20. Cuando has dejado de dormir tantas noches por unas personitas, has cambiado tus deseos y apetencias por las suyas, cuando has asumido que ellos están por encima de tí misma en tu escala de prioridades y la responsabilidad te pesa tanto, tú ya no eres la misma persona aunque solo hayan pasado tres años.
Ahora Ana y Raquel tienen 15 y 14 años, y me quitan descaradamente la ropa porque usamos la misma talla. Yo les quito su colonia y sus minifaldas y competimos a ver quién pone la música más alta, Estopa vs. Mozart, aunque suele ganar Estopa porque mi equipo de música es más potente, je.
A veces las invito a una Coca Cola, otras veces me invitan ellas a mí. Preparamos buñuelos y bizcochos de chocolate y nos sentamos por la tarde a ver programas chorra en la tv, y lo mejor de todo, cuando vienen sus amigas a casa les gusta que me quede con ellas. Eso sí que me toca el corazón.
Samuel siempre será mi enanito por mucho que tenga ya 12 años, y aunque no comparto su afición por los robots de Lego, nos pegamos aunténticas palizas con la Play 2. Pero los años pasan, cuando era pequeño le pasaba yo los jefes de final de nivel, y ahora me los pasa él a mí, sniff.
Me encanta vivir con ellos. Ya son personas mayores, Ana es mucho más adulta y responsable de lo que yo he sido nunca (me sigue llamando cada mañana para que vaya a trabajar), pero cuando llega la noche todavía quieren que les dé el beso en la cama y los arrope para dormir. Dejan de ser esos semi-adultos y se convierten de nuevo en mis niños pequeños, y esa metamorfosis diaria me sigue emocionando.
Me encanta mi vida...

11 comentarios:

infopoeta dijo...

Un post precioso :')

. dijo...

Aix, qué bonito...
¿Dónde se ha escondido mi instinto maternal? Lo mío es más la envidia sana...

beor dijo...

¡Compro!

Almuric dijo...

Vender no vendo, pero te los puedo alquilar por horas. LLevan gato negro de regalo.

cary dijo...

Que bonito. Yo estoy feliz de tener a mi enanito la verdad. Y tengo ganas de conocerle adulto.
Envidio que tengas los hijos mayores siendo tan joven. Sin embargo no cambiaría la vida que he vivido hasta ahora. Ni a Mateo, ni a los que vengan si vienen. Que bonito :) Besos

Fantine dijo...

A mi de vez en cuando me pasa la idea por la cabeza, sobre todo cuando veo lo bien que se lleva jambri con los enanos ajenos. Sin embargo no me lo puedo plantear de momento. Igual si me toca una primi y puedo comprarme por fin una casita propia ...

Pucela dijo...

¿Puedo ser hijo tuyo? ¿Puedo ser hijo tuyo?

No, jope, que tras verte no se creerían que puedas haber llegado a la treintena, y yo ya tengo 30. Nchts, nchts.

beor dijo...

Por cierto, supongo que conocerás este blog:
http://kirai.bitacoras.com/index.php

Besos.

Almuric dijo...

Me encanta. Beor, eres un cielo :***

Gorpik dijo...

¿Así que a ellas les gusta Mozart y tú las martirizas con Estopa? Almu, no sé cómo no te repudian.

Almuric dijo...

Pues no me repudian porque soy su querida mami, la que las arropa por la noche, les hace el vasito de leche, les da la pasta los fines de semana y porque soy la dueña del ordenador.