jueves, octubre 04, 2007

Mi trabajo es una mina inagotable

Menos mal que no todo son cabreos y mal rollo, tambien hay ratos en los que no te queda otra que reirte.

Tenemos por norma que los extranjeros que vengan al centro han de venir acompañados por alguien que haga de intérprete en el caso de que no hablen español. Esto, la mayoria de las veces no se cumple y mis compañeras tienen que lidiar con personas que no hablan ni papa de español, y conseguir rellenar un informe completo.
Hay una empresa concreta que se dedica al transporte internacional, y cuyos trabajadores son en su totalidad de Europa centra y del este. Nunca jamás viene nadie de esa empresa que hable español, y ya estamos cansados de advertirle y amenazarles con no hacerles el reconocimiento. Pero como sabe que somos facilones y no decimos que no a nada, pues así nos va.
Un día vinieron cuatro personas de esa empresa. Enseguida ví que eran alemanes y no sabían decir más que "paella", y ya empecé a explicárselo a su jefe. Pero me dijo que no me preocupara, que uno de ellos hablaba español perfectamente. Hablé con él para comprobarlo y efectivamente, hablaba muy bien, así que el jefe se fue tranquilamente y nos dejó con aquellos personajes allí. Cuando llamaron al primero de ellos, le pedí al que hablaba español que entrara con él para traducirle, y él entró.
Un minuto despues saca la cabeza por la puerta y me dice "lo siento, no puedo traducir". Le digo: "¿pero por qué? Si hablas español perfectamente". Y me dice "sí, pero lo que no hablo es una palabra de alemán. Yo soy rumano".
Casi me caigo de espaldas. El cabrón del jefe me la había vuelto a meter doblada.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Im-presionante...

Pero oye, me he echado unas risas gracias al prenda del jefe en cuestión :)

Imperator dijo...

Eso es un triple en el último segundo.

Gorpik dijo...

¡Qué bueno, el jefe! ¡Y qué hijoputa! :D